Actualizado 14 julio 2024
Definición
Se caracteriza por la dificultad o incapacidad de comunicarse de forma clara y correcta a través de la escritura, de acuerdo con la edad y el nivel educativo.
Etiología
Escribir es una actividad compleja que requiere la integración de dominios cognitivos y motores, como el lenguaje expresivo y las habilidades motoras finas.
Una serie de factores pueden estar relacionados con el trastorno:
- Historia familiar de problemas de aprendizaje.
- Factores genéticos (ej. alteraciones cromosómicas).
- Aprendizaje prematuro.
- Alteraciones motoras (ej. temblores).
- Dificultad para leer.
- Factores educativos/relacionados con el ambiente escolar (ej. relación con el profesor).
- Factores familiares y ambientales (ej. estímulo a la lectura).
- Factores perinatales (ej. prematuridad, insuficiencia placentaria, consumo de alcohol durante la gestación, etc).
- Tener otros trastornos del desarrollo (ej. TDAH, TEA).
- Tener algún compromiso de la salud mental (ej. cuadros de ansiedad y depresión).
- Aspectos ambientales o culturales (ej. dificultades socioeconómicas y problemas nutricionales).
- Presencia de enfermedades/alteraciones neurológicas (ej. epilepsia, neurofibromatosis, traumatismo craneoencefálico, meningitis, etc).
- Exposición a toxinas.
- Presencia de enfermedades crónicas (ej. diabetes).
- La forma adquirida puede estar relacionada con alteraciones neurológicas.
Epidemiología
Los problemas con la lectura y la escritura son las formas más comunes de trastorno del aprendizaje. Sin embargo, es difícil precisar su frecuencia. Las referencias varían al estimar prevalencias de 2-8% hasta 7-15% de los niños en edad escolar. Es hasta 3 veces más común en el sexo masculino.
Presentación clínica
Cuadro clínico: El niño tiene dificultad para producir textos escritos. Esto puede ocurrir con diversas presentaciones, como por ejemplo:
- Dificultad para asociar el lenguaje oral con la escritura.
- Dificultad motora para escribir.
- Dificultad para formar letras, hacer que sean legibles y definir el espacio entre las palabras.
- Dificultad para deletrear.
- Dificultad para expresar y organizar las ideas.
- Dificultad con el uso de la gramática y la sintaxis.
- Dificultad para escribir redacciones.
Las habilidades de escritura deben ser incompatibles con lo que se espera para los niños de la misma edad.
Posibles consecuencias de esta situación incluyen resistencia a hacer los deberes y rechazo a ir a la escuela, pudiendo llegar a un comportamiento opositor-desafiante.
El niño puede presentar síntomas como irritación, baja autoestima, frustración, entre otros, que pueden llevar al surgimiento de un trastorno depresivo o a la evasión escolar.
El diagnóstico es precoz y suele hacerse después del primer año escolar, pero puede exacerbarse con la progresión de la vida académica y la mayor complejidad de las tareas. Los síntomas deben durar al menos 6 meses, incluso en condiciones adecuadas para el niño.
La dificultad en la escritura por fallo de la escuela en el proceso de alfabetización excluye el diagnóstico.
Puede dividirse en 3 subtipos:
- Disgrafía disléxica/disgrafía lingüística: Hay una dificultad para asociar el sonido con la letra escrita. Sin embargo, la capacidad de hacer copias y dibujos es normal.
- Disgrafía motora: Escritura, copia y dibujo pobres o ilegibles o producción lenta de los signos escritos. No obstante, la capacidad para deletrear se mantiene. Suele asociarse a alteraciones motoras.
- Disgrafía visuoespacial: Dibujo deficiente; escribir y copiar pueden ser de difícil comprensión y con dificultad para espaciar las letras y las palabras. Problemas en la distribución del espacio, pero la capacidad de deletrear también se mantiene.
El pronóstico de los casos leves a moderados suele ser bueno, siempre que se diagnostiquen y traten adecuadamente. Los casos graves pueden necesitar seguimiento intenso hasta el final de la vida académica.
Hay mayores tasas de evasión escolar y abuso de sustancias en esta población.
Comorbilidades: Es común la ocurrencia con otros trastornos del aprendizaje (especialmente dislexia), otros trastornos del desarrollo, trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH), trastorno del espectro autista (TEA), trastorno opositor-desafiante (TOD), trastorno de adaptación, trastornos ansiosos o del humor.
Enfoque diagnóstico
Recopilar historia gestacional y del neurodesarrollo de forma detallada.
Evaluar con detalle el contexto escolar (incluyendo aspectos metodológicos y pedagógicos de la enseñanza), el apoyo educativo recibido y los factores estresantes ambientales.
Es importante excluir otras causas, como trastornos del desarrollo, alteraciones neurológicas o comorbilidades.
Se debe observar la dificultad para producir un texto escrito en diferentes contextos (ej. dictado, examen, escritura espontánea, etc), con diferentes componentes: Caligrafía/letra ilegible, ortografía, colocar palabras en orden para formar una frase, lentitud para escribir, omitir palabras, mezclar letras, mala organización de una historia escrita.
Muchas veces el motivo de la búsqueda de asistencia son problemas de comportamiento (rechazo a ir a la escuela, oposición a las figuras de autoridad, problemas de relación con los compañeros). Es importante una evaluación del contexto más amplio, a modo de entender si estos comportamientos son secundarios a un trastorno de aprendizaje y abordar la causa del comportamiento-problema.
Se debe recurrir a un equipo multidisciplinario (fonoaudiólogo, neuropsicólogo, psicopedagogo, psicólogo y psicomotricista) para una evaluación estructurada y cuantitativa de las habilidades académicas.
Criterios diagnósticos (DSM-5-TR)
Los criterios diagnósticos presentados son para el trastorno específico del aprendizaje, del cual la disgrafía forma parte.
El paciente debe presentar durante un período mínimo de al menos 6 meses al menos uno de los siguientes síntomas de dificultad de aprendizaje o del uso de las habilidades académicas, incluso si está recibiendo apoyo para manejarlas:
- Lectura lenta, realizada con esfuerzo o imprecisa.
- Dificultad para comprender el sentido de lo que se lee.
- Dificultad para escribir ortográficamente (ej. cambiar, omitir o sustituir letras).
- Dificultad con la expresión escrita (usar reglas gramaticales y expresar ideas con claridad).
- Dificultad con los números y cálculos.
- Dificultad de razonamiento.
La habilidad afectada presenta un rendimiento por debajo de lo esperado para la edad y desarrollo, causando perjuicios académicos, laborales u otras áreas de la vida. El cuadro generalmente comienza durante la edad escolar, pero puede manifestarse posteriormente cuando haya un mayor grado de exigencia.
Para realizar este diagnóstico se deben excluir: Alteraciones auditivas y visuales, deficiencias intelectuales, otros trastornos mentales o enfermedades neurológicas, adversidad psicosocial, falta de competencia en la lengua de instrucción académica o instrucción educativa inadecuada.
El especificador sobre perjuicio en la expresión escrita describe: Problemas con la gramática y la puntuación; organización y claridad y precisión ortográfica.
Diagnóstico diferencial
- Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH)
- Trastorno de la coordinación motora
- Trastorno del desarrollo intelectual
- Trastorno oposicionista desafiante
- Otros trastornos del aprendizaje (incluyendo dislexia)
- Trastornos del lenguaje
- Alteraciones visuales y auditivas
- Enfermedades neurológicas (ej. crisis de ausencia)
- Trastornos del sueño
- Trastornos de ansiedad
- Trastorno depresivo
- Dificultad por problemas en la escuela o en el apoyo para el aprendizaje
Enfoque terapéutico
No existe tratamiento farmacológico para los trastornos específicos del aprendizaje. Las intervenciones con medicamentos deben reservarse para comorbilidades psiquiátricas.
El enfoque está en entrenar habilidades específicas y orientar cambios ambientales que contribuyan a las dificultades.
Se debe enviar un informe a la escuela, informando el diagnóstico y solicitando que las tareas y evaluaciones propuestas sean adecuadas y adaptadas (ej. realizar exámenes orales). El niño también debe ser derivado a un profesional que le ayude con las habilidades psicomotoras (psicomotricista).
Finalmente, es fundamental la psicoeducación de la familia, para que comprendan el problema del niño.
(Ver – Discalculia)
Referencias bibliográficas
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